Reina del Rosario

Padre Luciano Alimandi

 

En este mes de octubre, consagrado a la oración del Rosario, que ve a las parroquias y comunidades todas orientadas hacia los misioneros, la Iglesia en camino por las calles del mundo para anunciar el Evangelio, con insistencia, nos invita a hacer nuestras las intenciones y los anhelos apostólicos de la Madre de Jesús a través de la oración mariana por excelencia: el santo Rosario.
Ella, que es la Estrella de la Nueva Evangelización, no sólo nos indica el camino al Señor, sino que nos lleva a Él; ¡no sólo nos acompaña del Hijo, sino que nos lo dona!
La maternidad universal de Maria y su mediación materna se convierten para nosotros, sus hijos, en realidades de vida experimentada, de nuestra misma vida que se desarrolla entre tantas pequeñas cosas de cada día y es iluminada por las múltiples verdades de luz de la fe cristiana contempladas en los misterios. Así, rezar el Rosario con la corona entre las manos, gesto sencillo realizado cada día, nos recordará que es la mano de la Virgen quien sostiene la nuestra.
¡Cuántas veces hemos visto a personas que sufren, en su lecho de dolor, apretar entre sus manos el rosario, como se aprieta la mano de la persona más en el momento de la necesidad y del consuelo!
¡Cuántas veces ese rosario ha sido una signo elocuente entre las manos frías de un querido difunto que estuvo acompañado, hasta el momento final, de las oraciones y las lágrimas de sus seres queridos, que no se cansaban de repetir "Ave Maria… Ave Maria!"
El Santo Padre también nos ha recordado recientemente la importancia de esta oración, que nos ha sido entregada directamente del Cielo: "el día 7, sábado próximo, celebraremos la fiesta de la Beata Virgen del Rosario, y es como si, cada año, la Virgen nos invitara a redescubrir la belleza de esta oración, tan sencilla y tan profunda. El querido Juan Pablo II fue el gran apóstol del Rosario: recordémoslo de rodillas con el rosario entre las manos, inmerso en la contemplación de Cristo, como él mismo invitó a hacer en la Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae. El Rosario es oración contemplativa y cristocéntrica, inseparable de la meditación de la Sagrada Escritura. Es la oración del cristiano que avanza en la peregrinación de la fe, en el seguimiento de Jesús, precedido de Maria. Quisiera invitaros, queridos hermanos y hermanas, a recitar el Rosario durante este mes en familia, en las comunidades y en las parroquias por las intenciones del Papa, por la misión de la Iglesia y por la paz en el mundo" (Papa Benedicto XVI, Ángelus del 1° de octubre de 2006).
La imagen conmovedora del "querido Juan Pablo II de rodillas con el rosario entre las manos", recordada por Su Santidad Benedicto XVI, es de estímulo para convertirnos también nosotros en apóstoles del Rosario en este tiempo llenos de tensiones, pero también tan rico en esperanza y luminosidad. Contemplamos confiados los Rostros radiantes de Jesús y Maria, confiándonos sin reservas, como Ellos, al amor misericordioso del Padre.

Fuente:
fides.org