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30
días con la Redemptoris Mater
Padre
José Cristo Rey García Paredes cmf
Día 9: El anuncio de una fe dolorosa
El
anuncio de Simeón parece como un segundo anuncio a Maria, dado
que le indica la concreta dimensión histórica en la cual el hijo
cumpliró su misión, es decir, en la incomprensión y en el
dolor... Le revela que deberá vivir en el sufrimiento su
obediencia de lafe al lado del Salvador que sufre y que su
maternidad será oscura y dolorosa (RM, 16).
Simeón, el anciano profeta, apareció pronto en el itinerario de
fe de María. San Lucas pone en su boca estas palabras, mientras
se dirige expresamente a María:
«Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel,
y para ser señal de contradicción —¡y a ti misma una espada
te atravesará el alma!—, a fin de que queden al descubierto las
intenciones de muchos corazones» (Lc 2, 34-35).
Anteriormente el profeta había definido al pequeño Jesús,
presente en el templo, como «salvación de Dios», «luz de los
gentiles», «gloria del pueblo de Israel» (Lc 2, 29-32). Las
palabras de Simeón dan una nueva luz al anuncio que María recibió
del ángel (RM, 16). Las palabras del anciano parecen un segundo
anuncio dirigido a María que le muestra la concreta dimensión
histórica en la cual su hijo cumplirá su misión: en la
incomprensión y en el dolor. En lo cual María misma queda
implicada. Ella deberá vivir la obediencia de su fe en el
sufrimiento, al lado del Salvador que sufre. Su maternidad será
oscura y dolorosa. El evangelista Mateo muestra cómo la pasión
se anticipa en la infancia de Jesús: después de la visita y
adoración de los magos el Niño es perseguido a muerte y con él
es perseguida su madre: tienen que huir. Se inicia un caminar
doloroso, que encontrará su culmen en la cruz.
ORACIÓN:
Que
no rechacemos, Padre de amor, todo el sufrimiento que comporta
anunciar tu Reino y colaborar en su instauración; que no dejemos
de amar por el sufrimiento que encontremos en el mismo amor; que
nuestra fe sea sólida, como la de María nuestra madre, en medio de la incomprensión y del dolor. Te lo pedimos por
Jesucristo, que tanto sufrió y amó sin calcular las
consecuencias.
Fuente:
ciudadredonda.org
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