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30
días con la Redemptoris Mater
Padre
José Cristo Rey García Paredes cmf
Día 17: Las dos mujeres en la historia de la salvación
Las
palabras que Jesús pronuncia desde lo alto de la cruz significan
que la maternidad de su madre encuentra una "nueva"
continuación en la Iglesia y a través de la Iglesia, simbolizada
y representada por Juan... La santa Madre de Dios, por medio de la
Iglesia, permanece en el misterio de Cristo como la «mujer»
indicada por el libro del Génesis (RM, 24).
María no es la única madre de los discípulos de Jesús; la
imagen de «la mujer» no se refiere solamente a ella. «La
maternidad de María encuentra una "nueva" continuación
en la Iglesia y a través de la Iglesia» (RM, 24). T ambién la
Iglesia es madre de la fe, también la Iglesia es representada
bajo la imagen de la mujer que engendra virginalmente nuevos
hijos. La Iglesia se ha contemplado desde siempre a sí misma a la
luz de María. Al principio de la historia de la salvación (Gn 3,
15) y al final (Ap 12, 1) está la «mujer-madre»:es María, es
la Iglesia. «Según el eterno designio de la Providencia la
maternidad divina de María debe derramarse sobre la Iglesia, como
indican algunas afirmaciones de la Tradición para las cuales la
maternidad de María respecto de la Iglesia es el reflejo y la
prolongación de su maternidad respecto del Hijo de Dios» (RM,
24). Ambas «mujeres», ambas «madres» se encuentran en
Pentecostés, «perseveraban unánimes en la oración» implorando
la venida del Espíritu, que hiciera fecunda a la Iglesia y que ya
había fecundado en la anunciación a María. «En la economía de
la gracia, se da una particular correspondencia entre el momento
de la encarnación del Verbo y del nacimiento de la Iglesia. La
persona que une estos dos momentos es María. En ambos casos su
presencia discreta, pero esencial, indica el camino del
"nacimiento del Espíritu"... También en la Iglesia
sigue siendo una presencia materna» (RM, 24).
ORACIÓN:
Padre
nuestro, que estableciste que la mujer ocupara un puesto central
en la historia de la salvación, haz que la mujer ocupe también
en tu Iglesia el lugar que le corresponde, como portadora de la
gran tradición religiosa y mediadora de la gracia. Por Jesucristo
nuestro Señor.
Fuente:
ciudadredonda.org
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