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días con la Redemptoris Mater
Padre
José Cristo Rey García Paredes cmf
Día 21: Presencia de María en el Pentecostés de la Iglesia
Los
fieles cristianos, aunque esparcidos por el haz de la tierra,
comunican o están en comunión entre sí por medio del Espíritu
Santo. Se puede decir que en esta unión entre los creyentes se
realiza constantemente el Misterio de Pentecostés...en compañía
de María, la madre de Jesús... En este tiempo de vela, María...
está presente en la misión y la obra de la Iglesia, que
introduce en el mundo el Reino de su hijo (RM, 28).
Pentecostés no es sólo un hecho histórico. Es un misterio
permanente en la Iglesia. También hoy, como antaño, María está
presente en él. La presencia de María no se deduce de
planteamientos teóricos o dogmáticos. Es una presencia carismática,
eficaz, entrañable, que pone a la Iglesia de hoy en una
maravillosa conexión con la Iglesia apostólica. La presencia de
María «encuentra múltiples medios de expresión en nuestros días
al igual que a lo largo de la historia de la Iglesia» (RM, 28).
Son muchísimos los creyentes que en su fe y piedad han
experimentado la presencia de María. La mayoría de los
institutos religiosos, comunidades carismáticas, no pocas
familias, reconocen, rememoran v reviven a María, presente en sus
orígenes, en su vida, en sus momentos más cruciales. No pocas
Iglesias particulares invocan a María bajo una advocación específica
y cuentan con algunas experiencias carismáticas de su presencia.
Lo mismo cabe decir de naciones enteras y aun de continentes. Éste
es el mensaje de Palestina, de Roma, de Guadalupe, de Lourdes, de
Fátima, de Jasna Gora. La geografía mariana de los santuarios es
testigo de esta presencia misteriosa de María en la Iglesia, en
su Pentecostés permanente.
ORACION:
Tu Espíritu, Padre, sigue descendiendo sobre las comunidades
de los que creemos en ti; Pentecostés sigue acaeciendo como un
milagro permanente entre nosotros; gracias, porque en este
acontecer se hace presente María, nuestra madre en la fe, para
impulsarnos y animarnos a acoger sin medida el Espíritu y ser en
todo dóciles a él. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Fuente:
ciudadredonda.org
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