Mayo para María
Padre Tomás Rodríguez Carbajo
Las
personas que aman se fijan en los detalles, por eso importa más
la actitud que lo que damos o regalamos.
Al
hablar de mujer viene a nuestra mente la idea de delicadeza,
ternura, amabilidad, cariño, madre..., por eso un regalo a una
madre tiene que reflejar lo que ella es para nosotros.
Por
eso nos parece que nada mejor que ofrecer a una madre o mujer una
flor, no sólo porque es algo de vida, sino por lo que supone como
símbolo de delicadeza. Al cristiano no le ha parecido mejor que
escoge el mes de mayo, el mes de las flores para dedicárselo todo
él a la mujer que sobresale entre todas, a la que representa la máxima
delicadeza, ternura y amor para con nosotros, que somos sus hijos.
Nos
parecía poco un ramo de flores o una clase de ellas, pro eso
nuestro amor filial se ha desbordado y como un gran ramo le quiere
ofrecer todo el mes de mayo con todas las flores. Nuestra porfía
de llevar flores a María está satisfecha al abrazar todas la
flores y presentárselas en un gran ramillete, que consigue
mantener su lozanía en todo el mes de mayo, mes de las flores,
mes de María. Para nosotros los cristianos que queremos amar a
nuestra Madre son palabras sinónimas, la razón está en el amor
que ponemos en todo lo que ofrecemos a María.
Las
flores del campo o del jardín, las que cultivamos en nuestro
corazón, todas ellas se mezclan, porque tienen el mismo amor y
cariño al cortarlas y presentarlas.
En
el corazón del niño, del joven o del adulto nace la misma flor,
ya que está sembrada la misma semilla, el amor a la Madre del
Cielo.
Todos
los cristianos vayamos con santa porfía con flores a María.
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