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Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María
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El documento más
antiguo en conmemoración de esta fiesta data del siglo sexto. San
Romano, el gran lírico eclesiástico de la Iglesia Griega,
compuso en honor de la fiesta un himno (Card. Pitra,
"Hymnogr. Graeca", Paris, 1876, 199) el cual es un
bosquejo poético del evangelio apócrifo de Santiago. San Romano
era nativo de Emesa en Siria, fue diácono de Berytus y
posteriormente en la iglesia Blachernae de Constantinopla. Compuso
sus himnos entre los años 536 y 556 (P. Maas en "Byzant.
Zeitschrift", 1906). El origen de la fiesta puede haber
tenido lugar en Siria o Palestina a principios del siglo sexto,
momento en que, terminado el Concilio de Éfeso y bajo la
influencia de la “Apócrifa”, el culto a la Madre de Dios se
intensificó notablemente, especialmente en Siria. En los
comienzos del siglo octavo, San Andrés de Creta predicó
numerosos sermones respecto de esta fiesta (Lucius-Anrich,
"Anfänge des Heiligenkultus", Tubinga, 1906, 468). Las
evidencias intentan mostrar porqué fue elegido el ocho de
septiembre para esta fecha. La Iglesia de Roma la adoptó del Este
en el siglo siete; se le encuentra en los Sacramentarios Gelasiano
(siglo siete) y Gregoriano (del octavo al noveno siglo). Sergio I
(687-701) prescribió una letanía y una procesión para esta
fiesta (P.L. cxxviii, 897 sqq.). En vista de que la historia de la
Natividad de María es conocida sólo a través de fuentes
apócrifas, la Iglesia Latina tardó en aceptar esta fiesta del
oriente. No aparece en muchos calendarios que sí contienen la
Asunción, como el Goto-Gálico, aquel de Luxeuil, el Calendario
Toledano del siglo décimo y el Calendario Mozarábigo. La iglesia
de Angers en Francia sostiene que San Maurilio instituyó esta
fiesta en Angers como consecuencia de una revelación alrededor
del año 430. En la noche del 8 de septiembre, un hombre escuchó
a los ángeles cantando en el cielo, y al preguntarles la razón,
le respondieron que estaban llenos de júbilo porque la Virgen
había nacido ese día ((La fête angevine N.D. de France, IV,
Paris, 1864, 188); pero esta tradición no está corroborada por
pruebas históricas. La fiesta aparece en el calendario de
Sonnato, Obispo de Reims, 614-31 (Kellner, Heortología, 21). Aún
así no puede decirse que haya sido una fiesta ampliamente
celebrada en los siglos octavo y noveno. San Fulberto, Obispo de
Chartres (1028), se refiere a esta fiesta como a una reciente
institución (P.L., cxli, 320, sqq.); los tres sermones que él
escribió son los sermones latinos genuinos más antiguos sobre
esta fiesta (Kellner, "Heortología", Londres, 1908,
230). La octava fue instituida por Inocencio IV (1243) conforme
con un voto hecho por los cardenales en el cónclave del otoño de
1241, cuando fueron hechos prisioneros por Federico II durante
tres meses. En la Iglesia Griega la apódosis (explicación) de la
fiesta tiene lugar el 12 de septiembre, a causa de la fiesta y la
solemnidad de la Exaltación de la Cruz el 13 y 14 de septiembre.
Tanto los coptos en Egipto cuanto los abisnianos celebran la
Natividad de María el 1 de Mayo, y continúan celebrando la
fiesta por 33 días bajo el nombre de “Semilla de Jacob”
(Anal. Juris Pont., xxi, 403); también la conmemoran el primero
de cada mes (carta privada de P. Baeteman, C.M., Alikiena). Los
coptos católicos han adoptado la fiesta Griega, pero la mantienen
el 10 de septiembre (Nilles, "Kal. Man.", II, 696, 706).
LUCIUS-ANRICH, Anfange des Heiligenkultus (Tubingen, 1904);
HOLWECK, Fasti Mariani (Freiburg, 1894), 118 sqq.
FREDERICK G. HOLWECK
Transcrito por Thomas M. Barrett
Dedicado a la Bienaventurada Virgen María
Traducido por J.M.M.
Fuente: Arquidiócesis San Luis Potosi, México
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