Oh Virgen, la más hermosa

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Oh Virgen, la más hermosa
del Valle del Anauac,
tus hijos muy de mañana
te vienen a saludar. 

Despierta, Madre, despierta;
mira que ya amaneció,
mira este ramo de flores
que para ti traigo yo. 

Cuando miro tu carita
llena de tanto candor,
quisiera darte mil besos
para mostrarte mi amor. 

Madre de los mexicanos
dijiste venías a ser;
pues ya lo ves, Morenita,
sí te sabemos querer. 

Recibe, Madre querida,
nuestra felicitación
hoy por ser el día tan grande
de tu tierna aparición. 

Aquella alegre mañana
en que apareciste a Juan
mientras Dios me dé la Vida
nunca se me olvidará. 

Mira que soy mexicano
y por eso tuyo soy;
busca en vano en el mundo
quien te quiera más que yo.
Recibe, Madre querida,
nuestra felicitación;
míranos aquí postrados
y danos tu bendición. 

Envidia no tengo a nadie
sino al ángel que a tus pies
hace cuatrocientos años
que te sirve de escabel. 

Salve, Virgen sin mancilla,
de belleza sin igual,
de Guadalupe es tu nombre
y tu trono el Tepeyac. 

Tú brillaste, Virgen Santa,
como estrella matinal,
anunciando la alborada 
que iba pronto a comenzar. 

Hoy a tus pies acudimos,
dignaste, Madre, mirar
a tus hijos que llorando
venimos ante tu altar.