María de Luján

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La pampa era el desierto
dormido y misterioso;
la pampa era un inmenso 
y sosegado mar:
silencio y soledad.
Un día, florecido
se despertó el desierto,
pisaba nuestro suelo
en el pago de Luján,
María de Luján.

"Estrella de la pampa"
te nombra mi cantar,
la huella de mi patria
tu siempre alumbrarás,
María de Luján.

Y fue cuando la Patria
recién amanecía,
detuvo la carreta
su trajinado andar,
"¡Milagro de Luján!".
Y frente al asombro
de gauchos y paisanos,
resplandeció tu rostro
de madre celestial,
¡María de Luján!

Hoy vengo hasta la Iglesia
buscando tu consuelo,
envuelta en mi bandera
te miro sin hablar.
Tus ojos me reflejan
la luz de Jesucristo,
tus manos hacia el cielo
me invitan a rezar,
¡María de Luján!