Buenos días, Virgen Pura

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Buenos días, Virgen Pura, 
Madre del divino Verbo, 
¿qué haces sola en este valle 
cubierta de manto negro? 

(Solista) -Vengo en busca de mi hijo 
que me han dicho muy de cierto 
que resucitó glorioso 
vengo a salirle al encuentro. 

¡Ay qué trago de amargura! 
¡Ay qué vida tan amarga! 
pasaste Virgen María 
toda la Semana Santa. 

Quítate Virgen María 
de tu cuerpo el negro manto 
cambia Madre ese luto 
por otro que sea blanco. 

Enjuaga esos bellos ojos 
que tanto y tanto han llorado 
y esa cara de tristeza 
y esos ojos tan nublados. 

Vuelva la paz y alegría 
en gozo se torne el llanto 
no ves Madre del amor 
que todo está hoy acabado 
que todo está bendecido 
al autor de lo creado. 


Mira tu Hijo, María, 
y cesa ya tu quebranto 
abrázale que es Jesús, 
Jesús que ha resucitado. 

Hoy ya no tiene verdugo
pues de todos ha triunfado, 
hoy no le azotan ni escupen 
ni le llevan maniatado. 
Mira las llagas, ¡oh!, Madre, 

que tiene en sus pies y manos 
y la abertura profunda 
de su divino costado, 
son emblemas de victoria 
contra el horrible pecado. 

Pero, déjame María 
llegar hasta tu hijo amado 
condúceme Virgen Santa 
y llévame de tu mano, 
que participe mi alma 
de ese placer tan sagrado. 

Ya tocan a lumbre nueva, 
ya repican las campanas, 
que cantan el aleluya, 
nuestro Dios resucitara.