Madre del silencio

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Como una tarde tranquila,
como un suave atardecer,
era tu vida sencilla
en el pobre Nazaret;
y en medio de aquel silencio,
Dios te hablaba al corazón.

Virgen María,
Madre del Señor:
danos tu silencio y paz
para escuchar tu voz. (bis)

2. Enséñanos, Madre buena,
cómo se debe escuchar 
al Señor cuando nos habla
en una noche estrellada,
en la tierra que dormida
hoy descansa en su bondad.

3. Y sobre todo, María,
cuando nos habla en los hombres:
en el hermano que sufre,
en la sonrisa del niño,
en la mano del amigo,
en la paz de una oración.