Virgen del Perpetuo Socorro

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Madre, me acerco a tu imagen de flor
aunque me cerquen las sombras
aunque el dolor me aprisione la piel
dolor a causa de ser, 
de ser apenas un soplo de Dios,
que a su modo da el amor.
Madre, las rosas de mi corazón 
que vos conoces y riegas,

mustias están porque es triste escuchar
la realidad que me apaga,
los ruiseñores que en mi alma 
sembró Dios
y para El siempre cantan.

Eso de andar anunciando a Jesús
suele ser escandaloso
y vos cantaste justicia de Dios
aunque fuera sospechoso
Madre, yo quiero cantar como vos
sé mi Perpetuo Socorro.


Ser misionero es tener el valor
de hablar a tiempo y destiempo
y de apostarlo todo a la verdad,
Madre, como vos lo has hecho
que como vos siempre lleve a Jesús
acurrucado en mi pecho.
Madre, la vida es continua misión 
por tantos, tantos senderos,
graba la cruz aquí en mi corazón
aunque no cuelgue del cuello
y que de pie siempre anuncie a Jesús
Madre de los misioneros.