Tus ojos, Madre

 

Alicia Beatriz Angélica Araujo

 


Estoy mirando tus ojos Madre, 
en el día de la anunciación. 
El desconcierto y la sorpresa, 
 del Ángel emisario llegó. 
El Padre te llenó de gracias, 
Bienaventurada te nombró, 
fuiste toda plena, 
por su Espíritu de Amor. 
Con tu sí, tan generoso, 
fuiste seno de Dios, 
alcanzándonos a los pecadores, 
esperanza y perdón. 
Estoy mirando tus ojos Madre, 
y me llevan a tu corazón, 
para comprender este designio, 
este misterio de Dios. 
Como tú, estoy perpleja, 
sin comprender mucho voy. 
Peregrino es esta tierra, 
buscando estoy el amor, 
el gozo, y la alegría, 
que solo nos da el Señor. 
Estoy mirando tus ojos Madre, 
y veo tu corazón, 
atravesando la espada, 
del odio y la incomprensión, 
de la soberbia malsana, 
que del hombre se apoderó, 
llenándolo de orgullos vanos, 
apartándose de Dios. 
Da rienda suelta a sus pasiones, 
a sus ídolos rinde honor, 
olvidándose del Padre, 
del Hijo, el mismo Dios, 
que por el Espíritu Santo, 
nos manifiesta su amor. 
Estoy mirando tus ojos Madre, 
como llora tu corazón, 
lágrimas de sangre, 
por tus hijos, el dolor, 
de no atender tus reclamos, 
de no consagrarnos a vos, 
de seguir tan distraídos, 
sin escuchar tu voz. 
Estoy mirando tus ojos Madre, 
y te pido perdón, 
por mí, por todos nosotros, 
porque no comprendemos aún hoy, 
que solo el amor nos salva, 
solo el Amor es redentor.