Señora de la Marisma 

 

Antonio  Murciano

 

 

-I- 
Perla, campana, bandera 
entre el cielo y la marisma. 
En tus ojos se ensimisma 
hoy, Andalucía entera. 
Vienes de la Primavera 
oliendo a jara de monte. 
Traje de pastora ponte. 
Huelva está de romería. 
Hermana Mayora. Guía. 
Niña Rocío de Almonte. 

-II- 
Porque a nuestra piedra, un día 
llena de gracia, viniste 
llena de gracia, y nos diste 
milagros de azucenía. 
Porque un viento en lejanía 
me trajo -en el vuelo lento 
de su alada voz- tu acento 
hecho de nata de luna, 
yo ya no quiero ninguna 
lejanía de otro viento. 

-III- 
Yo te he visto allá en tu ermita 
de la marisma almonteña, 
igual que un sueño que sueña 
de pequeña y de bendita. 
Que tú eres mar, Virgencita, 
quien lo ha visto no se engaña; 
que eres sol que no se empaña, 
dulce verso niño agreste 
y que en tu pecho celeste 
beben los ríos de España. 

-IV- 
Yo te he visto, Madre mía, 
rubia palma de donaire, 
en volandas por el aire, 
romero en tu romería. 
Fui voz de tu algarabía 
y espiga fui, digo que es, 
porque hoy el corazón mío 
de nuevo con tu rocío 
florece flor a tus pies. 

-V- 
Ya siento el rumor lejano 
tras ti, que traes por ti misma 
-Señora de la marisma- 
la primavera en la mano. 
Coplas vienen por el llano, 
luces por el horizonte. 
Tú eres poesía. Ponte 
donde yo te vea, anda. 
Y te llevaré en volanda. 
¡Blanca locura de Almonte!