Rio Jordán

 

Camilo Valverde Mudarra

 

 

Jordán, que te rozaste con las sienes
de Jesucristo, Luz de amor y paz, 
anega Palestina con tus bienes
repletos de justicia y de bondad.
Con ímpetu destroza, en tus vaivenes,
esos eriales de odio y de ruindad 
y da a sus tribus de alma desgarrada
agua viva de paz tan denostada. 

Inunda raudo al pueblo palestino 
con riadas de concordia y convivencia 
que, en besana feraz, siegue el cetrino
cultivo saturado de prudencia. 
Encharca de tolerancia su destino
con cauces saludables de indulgencia;
reflota la paz y abre en las arenas 
ríos de leche y miel a manos llenas. 

Riega los yermos, torna la contienda
en eras de pletórica templanza 
que traiga el pozo, el pan y la vivienda,
las praderas y el sol de la esperanza,
que por fin llegue el diálogo que tienda 
a establecer las brisas de bonanza
y, con tu impulso, broten florecientes
abrazo y clama en vegas renacientes. 

Madre Santísima, Virgen María,
ruega que aquella tierra prometida,
solaz de faustos dones que sería,
en gran laguna de odios convertida,
encuentre aquellos ríos en que habría
de beber pobre gente desasida
de los hados y dioses de piedad
harta de sangre, ahíta de maldad.