No tienen vino

 

Jesús Bermejo Jiménez

 

 

Me falta el vino del amor, María, 
el vino que mi cántaro vacío 
siempre soñó: Tu corazón y el mío 
ricos de Dios y llenos de alegría.

Cuando todo en mi vida florecía, 
yo gozaba el amor, igual que un río, 
pero luego en locura y desvarío 
cayó mi corazón, y en nieve fría.

El agua que me queda es ya bien poca, 
Señora del Señor de mi alma inquieta, 
y mi tinaja engrandeció su boca. 

Alcánzame un milagro vespertino, 
y así tendré el amor y la secreta 
gloria del agua convertida en vino.