En los brazos de María

 

Padre Jesús Martí Ballester

 

 

Olvidaré mis penas en tus brazos; 
posaré mi cabeza aturdidísima
en tu seno caliente, como un pájaro 
que encuentra su nido...
y esperaré... tu Corazón velará por mí. 
Permanezco tranquilo.