Plegaria a María

 

José Zorrilla

 

Aparta de tus ojos la nube perfumada 
Que el resplandor nos vela que tu semblante da 
Y tiéndenos, María, tu maternal mirada, 
Donde la paz, la vida y el paraíso está. 
Tú, bálsamo de mirra; Tú, cáliz de pureza; 
Tú, flor del Paraíso, y de los astros luz, 
Escudo sé y amparo de la mortal flaqueza, 
Por la divina sangre del que murió en la cruz. 
Tú eres, ¡oh, María!, un faro de esperanza 
Que brilla de la vida junto al revuelto mar, 
Y hacia tu luz bendita desfallecido avanza 
El náufrago que anhela en el Edén tocar. 
Impela, ¡oh, Madre, augusta!, tu soplo soberano 
La destrozada vela de mi infeliz batel; 
Enséñale su rumbo con compasiva mano, 
No dejes que se pierda mi corazón en él.