Me felicitaran todas las generaciones

 

María Teresa Arrué

 

 

Madre Dolorosa

Del semioscuro fondo del paisaje,
se destaca la pálida figura
de la Madre de Cristo sin ventura,
que llora su dolor.

De sus divinos ojos obscurece
la luz del duelo que su pecho siente
al ver que muere de la Cruz pendiente
el Hijo de su amor.

Ella cruzó la dolorosa vía
junto al Mártir, convulsa y sollozante,
hsta llegar al pavoroso instante
en que negro capuz cubrió la faz del luminoso día,
al exhalar su aliento postrero
el Redentor del mundo en el madero
sangriento de la Cruz.

Y está del Hijo al pie, doliente y triste,
Símbolo fiel del sacrificio eterno
de que es capaz el corazón materno,
fuente inmensa de amor.
“¡Hijo del alma!” Exclama sollozante,
y cruzando las manos sobre el pecho,
al cielo mira y dice: “Ya está hecho;

¡El amor es dolor!”