En las horas críticas

 

        María Velázquez Dorantes

 

En el dulce lago de la vida, tas la corriente de la adversidad María llega tú con inmensa caridad a los hogares que se debaten entre el bien por causa del mal.  

Mujer de paz, que tú fuerza alimente a los hijos que cubren esta faz, creando campo de amor para la evadir a la soledad.  

María: en las horas críticas manifiéstate como incienso de rosas que nada en las inmensas olas del mar. Arrulla a través de un leve murmullo a los que tienen penas mundanas, a los que luchan por la espiritualidad y a los buscan un camino de fidelidad.  

En las horas críticas, María tú siempre estás, con tú dulce mirada; a pesar de haber sido atravesada con un espada y sentir el dolor de la muerte de tú Hijo, te encargaste de las penas de la población terrenal.  

María, madre divina. Excelsa mujer amada por la estación de tú hijo en esa inmensa llegada, has que tú morada se encuentre en los corazones agobiados por la pena de muerte, por la voraz sombra del silencio hostigador, y que la luz brillante del manto estelar cubra con eterno amor a tus hijos que hoy se encuentran invadidos de dolor.  

Mujer de múltiples dones, de inmensos amores invade con tú espiritualidad a los que se han vencido por la desdicha y la ansiedad.  

Madre de Dios ven pronto a cubrir las horas críticas, hazte presente en medio de los desiertos humanos, comparte los sufrimientos y elimínalos con tu bondad.  

Virgen llena de gracia y majestuosidad, ilumina las vidas  y recupera las almas, atadas a las cadenas del horror, sanándolas con tú eterno corazón.  

Dulce amor, cubierta de rayos de sol vigilia a los hombres que se han sentido abandonados, enséñales que Dios y tú caminan en medio de los lagos para salvar con entrega a cada uno de los que se sienten cansados.  

María ven y santifica a la creación perfecta de Dios,  abre las puertas del sendero para el encuentro con Cristo, el que está vivo y resucitado, que el ha vencido a la muerte para darnos vida eterna.