¿Dónde estas María?

 

        María Velázquez Dorantes        

     

He camino por varias sendas, buscando siempre tu humilde rostro. Me he perdido entre los escombros del bosque y le he temido a los cantos de los grillos, los faros celestiales sólo me observan cuando al desierto de mi angustia mi dirijo… los golpes de las arenas han azotado mi cuerpo y mi alma quebranta se encuentra está.  

He tocado los pantanos por la noche, pues la cuna en la que debería dormir me ha tendido una trampa,  he buscado tú cobijo  porque tengo frío…  

En mis desvelos no encuentro a sonrisa de María para que calme mis penas, he tenido que huir tan lejos de mi existencia que he abandonado todo.  

El miedo me acorrala madre mía, y te busco insaciablemente  para que me confortes y me brindes fuerzas.  

Soy mi propia enemiga, mi sombra me asusta, mis ojos no duermen y mi espíritu se quebranta. 

¿Dónde has estado madre mía? La olas del mal no se llevan mis problemas, mis angustias me estrangulan, y sólo necesito tú mano, para no temer, para no huir, para quedarme junto a ti y decirte cuánto te quiero María.  

Los altos obeliscos  se derrumban junto a mis pies, como si quieran enterrarme entre sus escombros y a la mujer del silencio no encuentro.  

Ya no calles mujer, ven a mi vida y aliméntame con tú Hijo primordial…las sendas tienen espinas, las yagas me han petrificado y en medio de la angustia gimo: ¡¿Dónde estás María?!