Me sobrecoge

 

Fray Ángel Martín Fernández

 

 

Me sobrecoge la manera llana,
la humilde sencillez
con que acogiste, como si tuvieras
costumbre de excelencia entre la gente,
ser Madre del Señor. Me sobrecoge.
Ni te asustaste cuando el ángel dijo
que te llenaba Dios de sí,
que te llenaba Dios con la imponente
mano de su grandeza.

Y es que tenías puesta
tu confianza en Dios, tan prietamente
como los granos de la espiga,
como una mano en otra enamoradas,
acostumbrada siempre
a su proximidad. Como conversan
amigos entre sí,
dialogabas con él. Me sobrecoge.

Me sobrecoge, Madre,
tu sencillez, la humilde
sencillez del que tiene su casa sosegada.
Entiendo, Madre, que relumbre tanto
la transparencia de tu corazón,
que tanta luz lo transfigure.

Tú no lo ves, sólo tú no te sabes.
El dedo leve
de la humildad cierra tus ojos.
Tu sencillez me sobrecoge.