¡Si es mi Madre!

 

San José María Robles Hurtado

 


¿Me preguntas si quiero con el alma
a María, mi Virgen adorable;
a María, Señora de los Cielos
y esperanza del mísero linaje?

¿Que si la quiero? ¿A Ella, más hermosa
que, a la puesta del sol, tibios celajes?
¡Más pura, mucho más que la azucena
y que los lirios blancos de los valles!

Humilde y perfumada cual violeta
que sus encantos esconderlos sabe;
misteriosa cual céfiros que cantan
en selvas solitarias, por la tarde...

Gentil como las palmas del desierto
que sacian del viajero sed y hambre;
inmensa, sin riberas conocidas,
de perfumado abismo cual los mares...

¿Que si la quiero? Quién podrá ¡Imposible!
negarle sus amores, vasallaje,
ofrendas de valía y sacrificios,
sin omitir el de la propia sangre?

Ella, María, es vida, luz y paz,
esperanza segura, deseable
y último puerto; célica mansión
de dichas indecibles y eternales.

Que si la quiero ¿Tornas a decirme?
¡Con el alma la quiero! Bien lo sabe
Ella. ¿Qué si la quiero? Pero dime:
¿Cómo no he de quererla si es mi MADRE?