De cómo fue gozoso el nacimiento de Dios Nuestro Señor

 

Luis Rosales

 

 

La Virgen María
pensaba y sufría.
Jesús no quería
dejarse acostar.
-¿No quieres?
-¡No quiero!
Cantaba un jilguero,
sabía a romero
y a luna el cantar.
La Virgen María
probó si podía
del son que venía
la gracia copiar.
María cantaba,
Jesús le escuchaba,
José que aserraba
dejó de aserrar.
Morena por el sol de la alegría,
mirada por la luz de la promesa,
jardín donde la sangre vuela y pesa,
¡inmaculada tú, Virgen María!
¿Qué arroyo te ha enseñado la armonía
ele tu paso sencillo, qué sorpresa
ele vuelo arrepentido y nieve ilesa,
junta tus manos en el alba fría?
¿Qué viento turba el monte y le conmueve?;
canta su gozo el alba desposada,
calma su angustia el mar, antiguo y bueno;
la Virgen a mirarle no se atreve,
y el vuelo de su voz arrodillada
canta al Señor que llora sobre el heno.