Soneto a la Natividad

 

Josn Manuel Caballero Bonald

 

 

De la espiga granada sobre el heno,
¡qué buena espigadora fue María!
Trigo de Dios nacido en nieve fría
brotaba en calentura de su seno.


El Hijo de hidromieles se vio lleno
en tanto que la Virgen le nutría.
Oh boca en la mejor doncellería
probando los dulzores de su estreno.


Tanto pudo su Amor, que la corriente
del pecho de María le granaba
para la siega del sometimiento.


Y, en tal modo, Dios era la simiente
del pistilo en que el Hombre germinaba
que fue como en la flor su ayuntamiento.