María de la Alianza (Canto de Epifanía)

 

Antonio López Baeza

 

María de la Esperanza,
Señora de los caminos
por los que Dios llega al hombre.


¡Qué bien lo supo tu carne,
María de la Alianza,
que Dios es semilla y fruto


María, la Desposada,
siempre abierta a lo imposible,
del Misterio siempre Esclava.


Lo que ahora limpia al hombre,
no es el agua, no es el agua,
sino el Amor desmedido.

 

Lo que no une, no salva,
pues la salvación es beso
que funde carne con alma.


¡Que no decaiga la fiesta,
que corra el vino, que corra
la salvación por la gracia!


y María estaba allí,
Esposa, Madre y Hermana,
María, la tan cercana.


María de Galilea,
carne amasada en el yunque
de la lucha y de la espera.


La que escucha la Palabra
-la de corazón abierto--
y la guarda.