¡Oh virginal doncella!

 

Luis Felipe Vivanco

 

 

¡Oh virginal doncella,
de tu Nombre purísimo, María,
cuando la blanca estrella
renace con el día
las aves cantarán la letanía!


Cumpliendo la promesa
resplandeció tu integridad suave,
y todo el cielo pesa
con tu indulgencia grave
sobre la fiel salutación del Ave.


Si en tu virtud sencilla
la Trinidad perfecta se gozaba,
hincando la rodilla
el arcángel mostraba
la gracia del Amor que le enviaba.


Tú, Virgen florecida,
diste el milagro de tu aroma al viento,
y el aura agradecida
que recogió tu acento
vistió de alegre luz el aposento.


Sube el arcángel alto
restaurando la paz amanecida,
y al tierno sobresaltó
de su alada subida
te llamarán los siglos escogida.


El álamo frondoso,
la yerba humilde donde el agua suena
y el vuelo rumoroso
de la rubia colmena
canten tu suavidad de gracia llena.


Que está mi voz colmada
de inútil soledad y el canto ignora;
a tu dulce mirada,
piadosa en mí, Señora,
deba mi cruz ligera y redentora.