La cruz a cuestas

 

Pedro Díaz-Landa

 

 

 Cuarto Misterio Doloroso

Lo agobia el peso. Fuerzas ya no tiene.
copia Verónica su rostro herido.
Para cargar la Cruz han acudido
a un tal Simón... Simón el de Cirene.

Llorando, un grupo de mujeres viene
a su lado... El las mira conmovido.
-Mejor es que ese llanto sea vertido
por ellas y sus hijos... –les previene.

Y al buen ladrón, que su perdón procura,
“ - Hoy estarás conmigo...” Le asegura...
Y en tanto vociferan los impíos,

¡se alza en la Cruz un Cristo que aún los ama
y un rótulo en tres lenguas que proclama
al Nazareno Rey de los Judíos!