La presentación en el templo

 

Pedro Díaz-Landa

 

 

 Cuarto Misterio Gozoso

No hay mancha en ella ni hálitos malsanos
que exijan ritos purificadores
o víctima que lave entre estertores
sus dones de esplendores soberanos... 

Limpia está por crisoles sobrehumanos;
pero acata la ley de sus mayores.
Y al Templo van los tres: Unción... Loores...
Dos tórtolas José lleva en sus manos...

Ya puede Simeón –tras resignada
espera- en paz morir... aunque divisa
contradicciones... y una cruel espada...

Dios en los tres su Espíritu recrea.
Gracias da al Cielo Ana la profetisa.
¡Y retornan los tres a Galilea!