Déjame insidioso

 

Rafael Ángel Marañón

 

 

Deja ya de agitarme pues apestas; 
La mente tienes llena de veneno;
No pretendas llevarme a tus apuestas, 
Que yo a María voy en gozo pleno. 

Tú quieres que desprecie sus propuestas, 
Y el gozo tan hermoso con que lleno 
Mi alma que, sujeta a tus funestas 
Flechas no tuvo compasión ni freno. 

Por tanto ya no quiero más servirte,
Ministro de la insidia y extravío,
Con que tú derribaste mi albedrío. 

Ahora sirvo a quien sirvió sin pausa,
María dulce amiga y valedora, 
Custodia de mi alma a toda hora.