Modestia de María

 

Rafael Ángel Marañón

 

 

Ha sido tu modestia mi inspiración suprema; 
Quise en mi corazón sentirte y exaltarte, 
Ansiando contemplar tu rostro de azucena, 
Mirando ansioso a ti, viviendo para amarte. 
 
¿De que sirve el primor de voces y de verbos, 
Si no se han ocupado de glosar tus grandezas, 
Haciendo apología de cortejos acerbos 
Que olvidan tu alabanza y evaden tus finezas? 
 
Mi corazón en cambio, aclama el gran tesoro 
De tu grata finura, tu gala y lozanía, 
De tu halo bendito, campanilla de oro, 
Que llena el corazón de fausto y de alegría. 
 
No quiero ser poeta si no puedo glosarte; 
Si mis mañas y letras no anhelan el placer 
De alabar tus virtudes, tremolar tu estandarte, 
Y ensalzarte sin tregua, tanto hoy como ayer. 
 
Desecho las ficciones de amores no sentidos, 
De los requiebros hueros que alaban sin sentir, 
No quiero, disipando los dones recibidos, 
Tu espléndido misterio dejar de bendecir.