No me alejes de Ti

 

Rafael Ángel Marañón

 

 

Angustia el tiempo en silenciosa espera 
De tus dones, en medio del siniestro 
Hedor que contamina  el mundo incierto 
Que persiste ofuscado en su ceguera. 
 
No pasan días, horas o segundos, 
Sin que mi corazón por ti suspire, 
Y en que mis ojos hagan que te mire 
Como miran la luz los moribundos. 
 
Sin ti ni brillan fulgurantes rayos 
De amor, de paz y de fulgor sagrado, 
Ni ve la luz el mundo condenado, 
Del que el vicio y el crimen son lacayos. 
 
No sufre los rigores del cansancio 
El corazón del fiel que a ti te canta, 
Que tiene siempre presto en su garganta 
Un canto excelso, venerable y rancio. 
 
Y en ti, María, silenciosa el alma, 
Callado el corazón, presta la risa, 
Y el tiempo suspendido que sin prisa 
Perdura eternalmente en dulce calma. 
 
Y en ese corazón estremecido 
Escribes las estrofas de tu verso, 
Grabando con buril el universo 
De plenitud, del Cristo renacido. 
 
Y fuera, alrededor, siga el bullicio 
De un mundo ciego, errado y estridente 
Que nada dice pero ofrece y miente 
Placeres, honras, vida de artificio. 
 
En mi permanezca eternamente, 
La fe que me redime, por la sangre 
De Cristo, pan del Cielo, quien el hambre 
De Dios, al hombre, sacia para siempre.