Al gozo de Nuestra

Señora cuando se

supo Madre de Dios

 

Rafael Morales

 

 

Igual que la caricia, como el leve

temblor de vientecillo en la enramada,

como el brotar de un agua sosegada

o al fundirse de la nieve,

 

debió ser, tan dulce, tu sonrisa,

oh, Virgen Santa, Pura, Inmaculada,

al sentir en tu entraña la llegada

del Niño Dios como una tibia brisa.

 

Debió ser tu sonrisa tan gozosa,

tan tierna y tan feliz como es el ala

en el aire del alba perezosa,

 

igual que el río que hacia el mar resbala,

como el breve misterio de la rosa

que, como aroma, toda el alma exhala.