Señora María 

 

Germán Doig Klinge

 

 

Iluminada
caminas
llevando el candelabro oculto
entre los pliegues 
de tu corazón.

El sol ya se ponía
cuando llegaste,
pero no oscurece.
Un nuevo resplandor
se filtra delicioso
con finura,
son como rayos de suave dulzura
que encandilan
y alejan la noche.

Misteriosa teofanía
la que ha hecho
de ti frágil doncella
lampara resplandeciente,
cual luna,
reflejo inmaculado
de divino esplendor.

Estrella matutina
que se asoma
delicada
e ilumina
el claustro apacible
donde espera silenciosa Isabel.

Estrella del mar
que disipas la tiniebla
y muestras el camino
en medio de la tempestad.
Bendita luz que
señala el horizonte.

Arrobada
hecha reflejo santo.
Desde el corazón amada.
Suscitas en Isabel un canto
(que acompaña con danza el santo).
Saludas con sencillez
y al hacerlo
resplandece
en tu humildad
el rayo de luz divina.

Iluminada,
lucero santo,
Inmaculada,
nos ofreces dulce canto,
y ya desde entonces
eres por ventura venerada.