La niña María 

 

Himno de Laudes 

 

La niña María
-¡qué gracia en su vuelo!-,
paloma del cielo,
al templo subía
y a Dios ofrecía 
el más puro don: 
sagrario y mansión 
por él consagrada
y a él reservada 
es su corazón. 

¡Oh blanca azucena!, 
la Sabiduría 
su trono te hacía, 
dorada patena, 
de la gracia llena,
llena de hermosura.
Tu luz, Virgen pura, 
niña inmaculada, 
rasgue en alborada 
nuestra noche oscura.

Tu presentación, 
princesa María,
de paz y alegría 
llena el corazón.
De Dios posesión 
y casa habitada, 
eres la morada 
de la Trinidad.
A su Majestad
la gloria sea dada. Amén