Maria Auxiliadora   

Antonio Rodriguez Mateo

 

 

Rendidos a tus plantas,
venimos mi Auxiliadora,
con un nudo en la garganta
y el corazón sin aurora.
Contrita el alma
en su culpa pecadora,
tanta, que perdió la calma,
por esas sendas traidoras.

Donde se cuajó de espinas
y manchas del pecado,
de tanto ser peregrina
por este o aquel prado.
En las agrestes colinas
por donde se ha abrasado.
o de la oscuridad cautiva,
en su desprecio desaforado.

Pero, también en el corazón
de todos esos terroristas,
que no tienen compasión
de sus inocentes víctimas.
Y matan sin ton ni son,
en el tren, avión o autopista,
que todo vale para el terror
y para mundo tan egoísta.

Por eso, mi gran Señora,
remedia tanta maldad,
que tu grey pecadora
te lo suplica con ansiedad.
Y con amor te implora
en esta gran necesidad,
¡Ayúdanos, mi Auxiliadora
para que el mundo recobre la paz!.

Y se acaben los asesinatos
y sacrificio de inocentes,
que todos nos demos la mano
y el odio, no sea el referente.
De tantos desquiciados,
que se muestran indiferentes,
al condenar al que es hermano,
del Hijo de Dios, Omnipotente.

Por ello, Reina y Señora,
Madre de la Humanidad,
ante esa Cruz Redentora,
que a tu Hijo vio enclavar,
nuestras almas pecadoras,
se postren para rezar,
a Él y a Ti, mi Auxiliadora,
en busca de la Eternidad