Nuestra Señora del Calvario quiere una escalera

Antonio Rodríguez  Mateo

 

 

Dejadme una escalera,
para bajar a Jesús,
verlo me desespera,
muerto en esa Cruz,
su vida la perdiera,
como nosotros su luz,
¿quién me deja madera,
para hacerla con prontitud?.

Está en la Calavera,
el Hijo de mi virtud,
su sangre se vertiera,
con heridas de ingratitud,
su santa vida nos diera,
en prueba de infinitud,
y su costado se abriera,
para darnos la plenitud.

Mirad mis manos vacías,
mirad su cuerpo ensangrentado,
antes Madre me decía,
ahora, sus labios se han callado,
Niño del alma mía,
mi pecho te ha amamantado,
por qué mis ojos te verían,
muerto en la cruz clavado.

¡Bajarlo del madero!,
quitarlo de donde está,
por más que lo quiero,
su cuerpo no puedo tocar.
¡Ay Señor de los cielos!,
tu Espíritu me hizo fecundar,
y es tanto mi desespero,
que no puedo ni llorar.

Pasmada tengo mi mente,
y destrozado el corazón,
¡ay! este Calvario penitente,
Jesús, dame tu resignación,
mirad su rostro doliente,
mirad mi hermosa concepción,
sangrando desde la frente,
con la horrible crucifixión.

Descendedlo con cuidado,
no tocarle la cabeza,
cuántas espinas han clavado,
al fruto de mi pureza,
taponarle el costado,
traed un cáliz con presteza,
dejadlo aquí a mi lado,
para que su amor yo guarezca.