Luto de resignación

Antonio Rodríguez  Mateo

 

 

Me estremezco Señora,
contemplando tu figura,
toda ella es negrura,
de angustia tus ojos lloran,
pero qué hermosura,
de tu alma aflora,
en un rostro de finura,
Madre Corredentora.

Negro es el rosario,
tus vestidos y el manto,
tus labios son relicarios,
en tu faz hay quebranto,
buscas con espanto,
al Ser extraordinario,
muerto en el Calvario,
y por quien sufres tanto.

La muerte se representa,
de negro en su guarida,
Tú pierdes su vida,
y no te lamentas,
Huelva comenta,
Resignación de luto vestida,
lleva negra vestimenta,
por almas fallecidas.

Blanco es el pañuelo,
para romper el rigor,
del negro color,
que oscurece al cielo,
muerto el Creador,
dueño de tus desvelos,
todo tu amor,
es para darnos consuelo.

Mes de difuntos,
mes de amargura,
ya no estamos juntos,
pero sus recuerdos perduran,,
para ellos en conjunto,
tornas tus vestiduras,
hasta tal punto,
que verlo es nuestra locura.

Tus ojos esplendorosos,
de pestañas floridas,
los tienes llorosos,
por muertes acaecidas,
tu amor misericordioso,
les dará la bienvenida,
en tu regazo glorioso,
les darás acogida.

Con rostro angustiado,
desde el altar nos miras,
tienes el corazón atado,
y sin quererlo suspiras,
ahora es negro lo morado,
porque la muerte ya gira,
y nos ha arrebatado,
vidas muy sentidas.

Tu rostrillo es oscuro,
de azabache colorido,
en un rostro cariacontecido,
en un rostro hermoso y puro,
con el corazón dolorido,
por suplicio tan duro,
de seres queridos,
que traspasaron el muro.

Gris es el contorno,
de tu sombrío manto,
para dulcificar el entorno,
que nos produce llanto,
y apaciguar el horno,
que inflama tu desencanto,
aliviando el exorno,
de tu Altar Santo.

La corona brilla,
con la luz de tu cara,
qué maravilla,
el imaginero lograra,
y aunque lo intentara,
no la mancilla,
el lucero que bajara,
hasta tu hermosa orilla.