A la expectación

 

Arcángel de Alarcón

 

 

iCuándo verán mis ojos aquel día 
en que al Niño que virgen lo ha criado 
le vea yo en mis Brazos reclinado! 
-decía la dulcísima Maria-. 

Abrazaré a la luz del alma mía, 
daré mil pesos a mi dulce dueño, 
y al que esta en mis entrañas disfrazado 
le cantare cantares de alegría. 

También los celestiales cortesanos, 
gozosos de que es Dios hecho pasible, 
le cantarán cantares cortesanos. 

Me gozaré mirando al invisible, 
y al incorpóreo servirán mis manos 
con amor que entenderse es imposible.