Luz del camino

 

Eleuterio Fernández Guzmán 

 

 

Entenebrecido nuestro presente,
encallecida el alma por olvidos del amor,
y tergiversado el corazón por lo mundano,
nos disponemos a caminar, al frente la fe,
hacia donde el Padre conduzca
nuestra lucha,
hacia esa meta de entrega que, con obras,
identifica nuestra imagen
y nos hace hijos suyos.
Y tenemos, aquí y ahora, desde ese siempre
de su victoria sobre su ayer,
la luminaria que, con su vida,
nos sale al paso de nuestro paso,
a la demanda de auxilio y necesario ser,
a la raíz que soporta nuestras manos;
y tenemos, mirando su rostro,
el faro que conduce hacia Dios y es guía,
su nombre de esposa amada,
elegida desde el alba de los tiempos,
María, dulces las sílabas que forman
tu dedicación, de tu pasar, valle nuestro,
es la lágrima que dedicamos al mirarte,
ejemplo de cansancio entregado,
agradable música a los oídos de Dios.
Contigo conocemos nuestro fin,
contigo no nos perdemos en la bruma
de lo mundano,
contigo, luz del Padre, hoguera ardiente de fe,
sabemos que, cuando Él quiera,
trazarás, con tu mano, el camino cierto
para llegar a su Reino, como augurio de eternidad.