Así somos hijos tuyos

 

Eleuterio Fernández Guzmán 

 

 

Cuando, con esperanza no caída,
estamos ante la desgracia
tratando de aliviar al alma triste
y, cuando, somos testigos de un mundo ajeno
a Dios y, por voluntad propia, tibio,
y damos nuestro corazón
y nuestras manos a obras en desagravio
del Padre…entonces somos hijos tuyos.

Cuando vemos a lo mundano del hombre
prevalecer, dejarse vencer por la desidia
y entregar su vida a la tentación y al pecado,
como olvido de Dios,
y oramos pidiéndote intercesión
ante su clemencia y misericordia…
entonces somos hijos tuyos.

Cuando, en cada amanecer de nuestra vida,
no podemos evitar que la lágrima recorra el rostro
ante el triste devenir de los hermanos
y ante la victoria del maléfico sobre sus almas
y, entonces, y por continuar con la lucha,
demandamos auxilio y demandamos luz
para contrarrestar tamaño desamor…
entonces somos hijos tuyos.

Cuando, en el camino que sobreandamos a diario,
nos encontramos con ciertas actitudes faltas de entrega,
y vemos, entristecidos por esa necesidad imperiosa
de dicha y de gracia,
que sólo invocando tu nombre, María Inmaculada y Madre,
saldremos de esta oscuridad tan voluntaria…
entonces somos hijos tuyos.

Por eso, salvadora nuestra e intercesora,
danos luz y vida para seguir llamándote,
para seguir demandando tu paso por nuestro mundo,
para seguir presente, como entonces,
cuando dijiste sí a quien te pedía esa merced,
de parte de Dios.
Amén.