Madre

 

Nuria Alonso

 

 

A ti, Virgen María,
que siempre vienes en mi ayuda
dándome consuelo,
darte las gracias quiero,
amada Madre del cielo. 

En la selva del miedo,
en la furia o en la calma,
ahí estás, vigilando mis pasos
no tropiece mi alma. 

En la alegría también acudes
reforzando mi ilusión,
y al amor de Dios me unes
avivando mi pasión. 

Siempre callada,
con tu silencio me dices
como sentir tus palabras:
“Con humildad y obediencia
al Señor alaba”. 

¡Madre, siempre mía;
mía y de Dios.
Madre de los hombres
y de mi corazón!