A la Virgen del Adviento

 

Víctor Manuel Arbeloa

 

 

Dios solo pudo entrar en tu clausura
y su sombra de amor iluminada
puso su Verbo en tu humildad callada
y en tu tierna acimez su levadura.

Tu claustro fue volcán, fervor tu hondura.
Tu arquitectura, en ábside volcada,
cerco airoso de Dios, torre cercada
por el arco fluvial de tu cintura.

Virgen de la Esperanza y de la espera.
virgen de fruto en curva de palmera.
Sábado roto en alba presentida.

Llegas de adviento y gravidez rendida
para traer a nuestra fe viajera
tu luz y tu sazón de primavera.