María, en cinta de Dios 

 

Nelson Himiob

 

 

En tu sangre de río que bordea 
las vertientes del pan de la mañana, 
viaja Dios, como viaja la campana 
cuando la brisa grave la voltea. 


Un balido terrestre te rodea 
con pequeño calor de tibia lana 
y en tu seno la dulce leche mana 
con un sabor de luna y miel hebrea. 


Vas, hermosa de estrellas, hasta el sueño, 
hasta el secreto débil de la brisa 
y es más silente el pino, el buey más tardo. 


Esta noche el lucero es más risueño 
y tú llevas al Dios de la sonrisa 
prendido en la cintura, como un nardo.