María

 

Valentín Arteaga

 

 

“Me gustas y te amo
porque eres tan humilde,
perteneces al grupo
pequeño de la gente
que no tiene ni nombre
ni historia, ni raíces.
Me acerco a tu paisaje
de pobreza, mujer,
porque estás escondida
en el pueblo y careces
de apellidos y voz.
Amo tu hogar sin lumbre
y esas tus manos huérfanas
de manos y palomas.
Sólo un río de rosas
te salpica muy hondo
y estás en el anónimo
milagro de la espera”

 

Fuente: Conferencia Episcopal Española