María tiene muchos apellidos

 

Padre Tomás Rodríguez Carbajo

 

 

El pueblo de Dios exterioriza por medio del amor, que le profesa a María, la creencia en la presencia divina como algo muy cercano.

Los miles de santuarios, ermitas y advocaciones tienden a manifestarnos la acción salvífica de Dios, que llega en la mayoría de los casos por medios muy sencillos.

Cada nación, región, comarca, pueblo acude a la Señora, la siente muy cercada, la denomina con un nombre debido a una vieja historia más o menos exacta, más o menos comprobada, a un milagro o una aparición cuyo rigor científico no queda siempre salvaguardado, pero sí hace que esto haga de medio para sentirse o acercarse a Dios de la mano de María.

Ella toma con orgullo aquel nombre que la identifica con la región  o comarca, o aquel otro que se acomoda más específicamente a una necesidad de las muchas que afectan al hombre.

Algunos gremios la eligen como protectora, el nombre con el que la denominan dice referencia al grupo.

Parroquias la proclaman como patrona, para que interceda ante Dios por ellos.

Comarca rodean a una imagen como formando un solo pueblo para ir bajo su guía materna hacia Dios.

Muchas personas llevan su nombre con la variante de usan de las muchas advocaciones con que se la conoce.

Esta variedad y multiplicidad de nombres indica el papel tan importante, que el pueblo fiel atribuye a María en la Iglesia, respondiendo siempre a la vivencia de una realidad.

Todos la conocemos con el mismo nombre, María, al que le añadimos el apellido que más nos gusta o más necesitamos.