El Sí de María

 

Padre Tomás Rodríguez Carbajo

 

 

¡Cuantas veces en la vida decimos No, cuando tendríamos que decir Sí! Movidos por el egoísmo, llevados por la envidia solapada, guiados por la comodidad, arrastrados por el irreflexivo placer ante muchas propuestas respondemos como resortes con una negación. Esto se aplica a todos los campos, al profesional, al familiar y al de nuestras relaciones con Dios.

  •  María dio un Sí consciente, que tendría un gran alcance, de él estaba pendiente la salvación del hombre por medio de la Encarnación del Hijo de Dios.

  •  El Sí de María fue constante, se mantuvo siempre firme, pues, no fue fruto de una veleidad, sino que estaba anclado en el amor de Dios. Los avatares de la vida ordinaria y en la sobresaliente prueba del Calvario.

  • El Sí de María fue consecuente, es decir, se tradujo no sólo en un servicio y amor a Dios de una manera directa y vertical, sino que también se propagó a las personas que estaban alrededor.

María atenta oidora de la Palabra de Dios a todo lo que le comunicaba durante el diálogo íntimo de la oración, lo llevaba a una realización concreta de amor, sirviendo al prójimo. Sabía estar allí donde la necesitaban y se sabía retirar, cuando sus servicios no eran necesarios.
El Sí dado a cosas pequeñas y de una manera constante nos adiestra para algo más grande y difícil, como nos puede ocurrir en ciertos momentos el cumplir la voluntad de Dios.
La imagen de Nuestra Señora del Sí está en una actitud de acogida a cualquier insinuación de parte de Dios.