Los
labios de María
Padre Tomás Rodríguez Carbajo
Entre
los muchos medios que tiene el hombre para comunicarse, para exteriorizar lo
que quiere transmitir, están los labios.
Los
articulamos de tal manera que podemos emplearlos para fines muy diversos:
"
Con ellos podemos musitar
una oración a Dios, de quien sabemos que todo nos viene.
"
Con ellos reconocemos las
alabanzas de Dios por medio del canto.
"
También son el vehículo
con el que se profieren palabras obscenas, groseras, calumniadoras,
blasfemas...
¡Qué
empleo tan distinto podemos dar a algo que Dios ha destinado para un único
provecho personal! Podemos bendecir a Dios y maldecir a los hombres a los
que creó Dios a su imagen y semejanza (Sant. 3,9).
¡Cuántas
veces los labios de María se mostrarían el cariño maternal al besar al Niño
Jesús! también le besaría como señal de adoración.
¡Qué
diferencia del primer beso que le dio recién nacido Jesús
al último que depositó en el cuerpo ya cadavérico!
A
nivel personal y en comunidad los labios de María desgranarían las
alabanzas a Dios con el rezo de los salmos.
Los
labios de María, la llena de gracia, nunca se abrieron para criticar,
mentir o calumniar, sino para todo lo contrario: Para proferir palabras de
consuelo a aquél que lo necesitase o corregir al extraviado.
Los
labios de María se vieron sellados por la prudencia para poder ser una
persona cabal, que no se desliza en el hablar (Sant. 3,2), por eso decimos
muchas veces que “la mejor palabra es laque queda por decir”. No por eso
regatearía su poder de intercesión acudiendo a Jesús en los momentos
oportunos para resolver algún problema, v.gr. en las bodas de Caná.
Labios
cerrados de María para no perder el aroma de gozar de la divina presencia
en su ser por la gracia.
Labios
sencillos de María sin aditamentos postizos para no ocultar la belleza
natural que Dios ha depositado en Ella.
Labios
sinceros de María que siempre demostraron lo que querían, amor a Dios y a
los hombres.
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