A
Jesús por María
Padre Tomás Rodríguez Carbajo
“María
es siempre el camino que conduce a Cristo” (Pablo VI).
Toda
la razón de ser de las prerrogativas de María está en su función de
Madre de Dios.
Todo
el que se ha acercado a María es para terminar en Jesús. no se puede
concebir un amor a María, que no germine en un amor a Cristo, ya que Él es
el centro de nuestra vida y todo lo demás son medios para acercarnos a Él.
En
la vida ordinaria vemos la lección, uno que es auténtico devoto de María,
no puede menos de amar a Jesús. La experiencia nos la podrían contar todos
los santuarios marianos, lugares de regeneración espiritual para muchos que
llegan allí hechos un desastre en su conducta y que salen rejuvenecidos
dispuestos a dar un sentido a su vida.
Nuestro
amor a la Madre, si es auténtico, no se puede concebir sin el mismo amor al
Hijo, ya que si amamos de verdad a una persona, tenemos que amar lo que Ella
ama.
Nuestro
acudir a María es sencillamente, porque Ella puede alegar sus méritos y su
vida a favor nuestro ante su Hijo. Ella es licenciada en pleitos
divinos-humanos.
Acudimos
a María para llegar a Jesús. porque es acomodadora de la misericordia y
del perdón.
Como
el niño acude al regazo de la madre para buscar su protección, así los
cristianos acudimos a María para ir de su mano a Dios, pues, nuestra
condición de pecadores nos
da vergüenza, si nos acercamos directamente.
María
es un atajo seguro, que desemboca en Cristo, quien va de su mano tiene la
certeza de que
tarde o temprano se unirá a Jesús.
María
consciente de su puesto de Medianera de todas las gracias está siempre a
nuestra total disposición. Ella fue la que sirvió de enlace, para que Dios
bajase a nosotros y sigue siendo el acceso que tenemos los hombres para
llegar a Dios.
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