Bienaventurada eres María
Padre Tomás Rodríguez Carbajo
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Porque
entre todas las mujeres has sido elegida par ser Madre de Dios.
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Porque
has sido la primera redimida con los méritos preventivos de Cristo.
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Porque
fuiste Madre de Tu Creador.
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Porque
tu virginidad te hizo propiedad exclusiva de Dios.
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Porque
te enamoraste de un hombre sin que esto disminuyera para nada Tu amor a
Dios.
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Porque sin
entender lo que te decía de tu Hijo, Tu lo guardabas en tu corazón.
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Porque sin
comprender las reacciones de Tu Hijo, lo aceptabas.
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Porque has tenido
capacidad de cambiar tus planes, para acomodarlos a los de Dios.
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Porque en medio de
las preocupaciones de este mundo, tenías tu corazón puesto en Dios.
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Porque generosamente te
desprendiste de Tu Hijo, para que no nos faltase el alimento de su Palabra.
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Porque escuchaste los
primero balbuceos de Jesús.
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Porque tuviste
conversaciones íntimas con Tu Hijo, Redentor del mundo.
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Porque
llevaste a la práctica las enseñanzas de Jesús.
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Porque
tu maternidad dolorosa hizo que nos engendraras a nosotros como hijos.
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Porque
esperaste con plena certeza la resurrección de Tu Hijo, mereciste que te
visitara en primer lugar.
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Porque
supiste descubrir la dignidad del que sirve, al prestar tus servicios a tu
prima Isabel.
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Porque
tu generosidad te llevó a darnos a Tu Hijo para que nos salvara.
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Porque tu capacidad de
silencio te hizo pasar incólume por la prueba de la desconfianza.
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Porque tu repulsa a la
mediocridad te hizo mantener siempre firme el sí a la voluntad de Dios.
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Porque tu exquisita caridad
te llevó a que no quedasen en ridículo unos recién casados.
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Porque en el anonimato
desempeñaste el papel de Madre del Salvador del mundo.
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Porque descubriste el valor
de las cosas pequeñas.
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Porque toda enseñanza que
nos dejaste a los hombres fue orientarnos a Jesús.
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Porque tu pobreza no fue
obstáculo para que tu Hijo estuviera a gusto contigo.
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Porque tu humildad atrajo
las miradas de Dios.
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Porque tu grandeza sencilla
nos hace clamarte a todos los hombres: ¡Bienaventurada!.
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