Contrastes en la vida de María

Padre Tomás Rodríguez Carbajo

 

î        Ella se proclama la “esclava” y Dios la hace Reina y Señora.

î         La sencilla mujer nazarena es conocida en todo el mundo.

î         María, una jovencita de una pequeña aldea, es objeto de predilección por parte de Dios.

î        María salió bruñida de las manos de Dios y nunca perdió su esplendor en medio de un mundo alejado en su mayoría del Creador.

î         La jovencísima madre María proporciona alimento al Dios Omnipotente.

î        La aldeana que pasó desapercibida para la casi totalidad de la gente de su tiempo, de Ella quiso necesitar Dios para salvarnos.

î        Recibe una embajada particular del cielo y se pone a prestar su ayuda en los servicios domésticos en casa de su prima.

î        La que se humilló lo indecible ante Dios, es ensalzada en todos los confines de la tierra.

î         La que dio a luz a su Primogénito y Único Hijo, Cristo, El la constituyó madre de todos los hombres.

î        La que relegaba en su vida el ansia de toda mujer israelita, el ser Madre del Mesías, lo acepta libre y gustosamente, cuando sabe que eso es la voluntad de Dios.

î        La que en su vida no estaba holgada en bienes materiales, ahora Dios la ha constituido Medianera de todas las gracias.

î        María va a prestar unos humildes servicios y recibe el saludo encomiástico de su prima Isabel, que se presenta como la primera panegirística de la Madre de Dios.

î       María sufre en silencio su inexplicable maternidad ante José, y éste es adoctrinado por un ángel de Dios acerca del misterio.

î         La que ha ofrecido libre y amorosamente su virginidad a Dios, El la escogió para que fuera su Madre, sin perder el tesoro ofrecido.

î        La fe esperanzadora del A. T. se termina en María, dándose en Ella origen a la fe cristiana.

î        Ella tan parca en palabras con los ángeles y los hombres, se alarga mucho, cuando habla con Dios.

î        Dios la llama “Llena de Gracia” y nosotros la invocamos “Refugio de Pecadores”.

î       María la primera conocedora de la Gran Noticia esperada: La llegada del Salvador, ni vendió la exclusiva ni la propagó a todos los vientos, sino que la vivió con silencio respetuoso en su corazón.

î      De una respuesta afirmativa de María estuvo pendiente Dios para comenzar a realizar su obra de Salvación.

î    Descubierto el misterio de la maternidad divina de María, prorrumpe en una alabanza a Dios, en un “éxtasis de humildad” (S. Bernardo) con su canto del Magnificat.

î        La lista de piropos en las más diversas advocaciones que podemos dirigir a María tiene su origen en una sola palabra “Madre” de Dios y nuestra.

î         María no se limita a cumplir lo estrictamente legal, sino que cumple más de lo mandado para ejercitar así una sarta de virtudes.

î        María sabe que su Hijo no le pertenece y lo ofrece a Dios  a los 40 días del nacimiento como ofertorio de la Misa que se consumaría en el Calvario.

î         La presencia física de María en la vida de Jesús se hace notoria, cuando alguien la necesita (v.gr. en Caná) o Cristo está doliente (Vía dolorosa, Calvario) pero nunca para recibir halagos.

î         María lleva en sus brazos a Jesús en la huida a Egipto, para que no lo maten, y lo recibe muerto en su regazo, cuando los hombres lo han matado.

î         María sufrió las penalidades de un destierro, siendo la Madre del Rey del Universo.

î         María , que guardó durante 9 meses en su seno a la Palabra de Dios, resumió todas las enseñanzas a los hombres en “Haced lo que Él os diga” (Jn. 2,5)

î        Aquel a quien está sometida toda la creación, está sujeto en Nazaret a José y a María.

î         A María totalmente sometida a las estructuras de la sociedad de aquel entonces se le debe el que Dios se haga hombre y el que Jesús realice su primer milagro.

î         María que no cuenta para la sociedad de su tiempo, Dios la elige como “colaboradora maternal” en el plan de la Salvación.

î       En las alegrías de la Anunciación María nos concibe como hijos y nos alumbrará entre dolores en el Calvario, que es donde nace la Iglesia.

î         En la primera comunidad María era un miembro cualificado al ser Madre, discípula, testigo y modelo.

î        El Santo, el Hijo de Dios, y el hombre, que es pecador, se pueden dirigir y con todo derecho llamar a María: Madre.